jueves, 16 de julio de 2015

La inocencia y el despertar de la curiosidad de la pequeña Simone de Beauvoir

La inocencia y el despertar de la curiosidad de la pequeña Simone de Beauvoir.

En 1919 cuando Simone de Beauvoir contaba tan sólo con 11 años, sus padres se mudan de casa a un departamento menos costoso, por lo que para preparar la mudanza sin pendientes, deciden dejarla a ella y a su hermana en casa de su tía Helene, y así, conviviendo con su prima Madeleine, un poco mayor que ella y dado que a Simone le habían prohibido leer ciertos libros o incluso, su madre Francoise, pinchaba con alfileres algunas hojas de ciertos libros, advirtiéndole que eran capítulos que no debía leer. Y  dado que la prohibición que genera la curiosidad y se convierte en un deseo, ese deseo de descubrir qué es aquello que nos prohíben, se dio también en la mayor de la Beauvoir. Aprovechando que estaría con su prima, a la que sí la dejaban leer libros, que sus padres no le permitían, como los “Tres Mosqueteros”, decidió preguntarle a su prima Madeleine de qué trataban los libros prohibidos.

 Entonces, su prima le “explicó” los términos “querida” y “amante”, de la siguiente manera:

“Si tu mamá y mi papá se quisieran, ella sería su querida y él su amante”.

Continuando con las confidencias, su prima le informó de la manera en que nacen los hijos. Simone afirma que se quedó asombrada y confundida, pues había imaginado que los secretos guardados por los adultos tenían mucha importancia…además de que la forma maliciosa en que su prima se lo contaba no coincidía con la insignificancia de sus revelaciones. La pequeña Simone se puso a meditar durante largo tiempo, dado que su prima no había mencionado el problema de la concepción, ella no podía admitir que la ceremonia de casamiento hiciera surgir en el vientre de la mujer un cuerpo de carne; debía ocurrir entre los padres algo orgánico. Nos señala que las expresiones "lazos de la sangre", "hijos de la misma sangre", "reconozco mi sangre", le sugirieron que el día de la boda y una vez por todas se hacía una transfusión de un poco de sangre del marido en las venas de las mujer; era una operación solemne, a la cual asistían el sacerdote y algunos testigos elegidos.” 


Fuente: Memorias de una joven formal. (1958).

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